Continuamos con la serie de propuestas de desconexión para salir de la Máquina.
Rebuscar en los cajones de casa y desempolvar nuestros viejos relojes de pulsera puede ser una iniciativa de gran utilidad. Llevar con nosotros el clásico reloj al salir a la calle nos ayudará a evitar el gesto de mirar la hora en el móvil en decenas de ocasiones, con el riesgo de distracción hacia otras actividades táctiles multimedia que esto supone. Todos lo sabemos: se empieza consultando la hora y se acaba, tres cuartos de hora después, reventando bolitas de colores en el Candy Crush.
Por la misma razón, llevar una agenda de papel en el bolsón nos ahorrará muchos minutos de tecleo con el pulgar y cabezas gachas. ¿Quién necesita el G00gle Calendar pudiendo hacer anotaciones libres en las páginas de una agenda? Con la ventaja adicional de que, al tener todas las tareas y recordatorios anotados en la misma hoja, podremos organizarnos con un solo golpe de vista.
Todas nuestras acciones deben ir encaminadas a un mismo fin: salir del mundo virtual de las pantallas y recuperar el placer de los objetos tangibles.
Extraído del libro Sal de la Máquina.