Testimonios

Lo hemos comprobado reiteradamente: compartir con otras personas las dudas, esfuerzos y logros que jalonarán nuestro camino hacia la desconexión resulta mucho más fructífero y motivador que hacerlo en solitario. Quizás la tendencia general, en un contexto dominado por el culto a la Máquina, sea la de señalar como excéntricas, antisociales o ambiguas a aquellas personas que deciden mantener una sana distancia con las pantallas táctiles. Sin embargo ese muro aparentemente infranqueable de consenso en torno a las virtudes de lo digital tiene muchas más grietas de las que pueden apreciarse a simple vista. Si queremos inspirar cambios, debemos manifestarnos con franqueza y explicar sin miedo nuestras acciones y puntos de vista. Todo proceso de generación de transformaciones colectivas comienza así: con una inspiración directa de individuo a individuo. He aquí una selección de experiencias remitidas por personas que ya han comenzado a cortar lazos con la Máquina.

Cecilia (Sevilla): «actualmente todo el mundo está hiperconectado y parece que te van a condenar al ostracismo si no tienes WhatsApp».

Diego (Navarra): «me encantan las caras que pone la gente cuando saco mi Nokia a relucir».

Sergio (Barcelona): «comencé a obligarme a pasar sin móvil todos mis trayectos en transporte público».

Loren Brichter (creador del mecanismo pull-to-refresh): «tengo dos hijos y me arrepiento de cada minuto que no les presto atención porque el smartphone me tiene absorbido».

Borja (Pamplona): “el maldito Instagram ha absorbido más horas de mi vida que cualquier libro”.

Paula (Argentina): “desde que apagué el smartphone estoy más atenta a todo”.

Antonio (Taipei): «fue doloroso decir adiós a Facebook».